LA MUERTE TAMBIÉN SE VA DE VACACIONES

- En los países mediterráneos, la tasa de mortalidad disminuye en septiembre
- Un estudio señala que esta reducción se debe al descenso de calor

Parece que hasta la mismísima parca se toma vacaciones estivales. Según un estudio, publicado en la revista de la Asociación Médica Canadiense ('Canadian Medical Association Journal'), en los países mediterráneos, como España, la tasa de mortalidad disminuye claramente en el mes de septiembre, cuando el verano está dando sus últimos coletazos. Además del descenso del calor, los expertos subrayan el papel beneficioso de los días de asueto.

Está claramente demostrada la relación entre las temperaturas muy altas o muy bajas y el aumento en el número de fallecimientos. Según apuntan los autores de la mencionada investigación, el crudo invierno, en particular, "se asocia con un incremento en el riesgo de muerte por causas cardiovasculares e infecciones respiratorias". Por su parte, el fuerte calor del estío se relaciona con "trastornos cardiovasculares y respiratorios, así como con problemas causados por agentes externos e infecciones gastrointestinales".

Capitaneados por Matthew E. Falagas, del Alfa Institute of Biomedical Sciences (Atenas, Grecia), los investigadores estudiaron las cifras de mortalidad diaria de distintos países, situados a lo largo y ancho de toda la geografía (naciones mediterráneas, de Norteamérica, de Europa del norte, asiáticas y del Hemisferio Sur).

Los datos muestran que septiembre lleva diez años seguidos siendo el mes con menor tasa de fallecimientos en el Mediterráneo, tal y como se vio en España, Chipre, Francia, Grecia e Italia. En nuestro país, ésta fue la fecha con menos muertes en 34 de los 44 años estudiados.

En el caso de Suecia e Inglaterra, el mes 'más seguro' fue agosto y, en Japón, fue julio. En Australia y Nueva Zelanda, fue marzo (en un 70% de los años evaluados) y febrero (durante los 24 años estudiados), respectivamente. "Es lo que corresponde a septiembre y agosto en el Hemisferio Norte", aclaran los autores del trabajo.

El poder sanador de las vacaciones
Además de la mejora de las temperaturas, que son menos 'crudas' en estos meses, los expertos griegos destacan el papel curativo de las vacaciones de verano. "Una mayor exposición al sol conlleva un aumento en la síntesis de vitamina D, lo que puede tener efectos beneficiosos sobre la enfermedad cardiovascular, el fallo renal, algunas enfermedades malignas, trastornos autoinmunes e infecciones, incluida la gripe".

Junto con los efectos fisiológicos, los científicos destacan algunos beneficios psicológicos, como "mejorar el humor, reducir el estrés mental y aportar una sensación de recuperación y bienestar, que puede durar por lo menos un mes".

Por lo tanto, y a tenor de los resultados obtenidos, el trabajo destaca que los factores ambientales tienen un fuerte impacto en la salud humana. Y, junto con la influencia de las temperaturas, que puede ser positiva o negativa dependiendo del número de grados centígrados, subrayan el papel sanador que suelen tener los días de asueto.

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